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17 Porque la violación de las leyes divinas no queda sin castigo, como lo demuestra la historia que sigue.

18 Al celebrarse en Tiro, en presencia del rey, los juegos que tenían lugar cada cuatro años, 19 el malvado Jasón envió, como representantes de Jerusalén, a algunos en calidad de ciudadanos de Antioquía, para presenciar los juegos, y les dio trescientas monedas de plata para el sacrificio al dios Hércules; pero ellos mismos pensaron que no convenía emplear ese dinero en el sacrificio, sino más bien en otros gastos.

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